Laura Roma es maestra y miembro del equipo de Trainers de Innovamat. ¿Y qué hace este equipo? Pues se encarga de acompañar, formar y guiar a las escuelas que deciden trabajar con Innovamat, para conseguir que se enamoren de la propuesta y de las matemáticas.
Laura, ¿cómo acabaste en Innovamat?
Desde siempre me ha gustado mucho el mundo de la educación. De hecho, soy maestra de formación: he estudiado el doble grado de Educación Primaria e Infantil. Durante la carrera, conocí a una compañera, Alba, que trabajaba en un proyecto educativo de extraescolares… En aquel momento todavía no era ni Innovamat; se llamaba Brain Art. Alba me propuso adentrarme en aquel proyecto haciendo de monitora, pero primero quería terminar la carrera y acabar un par de trabajos que hacía por las tardes. Mis ganas de entrar en el mundo laboral educativo eran tantas que, conociéndome, me hubiera centrado en el trabajo y hubiera dejado los estudios de lado.
Más adelante, con la carrera terminada, volví a interesarme por el proyecto. Entonces ya no era una propuesta de extraescolares: estaba enfocado a la didáctica de las matemáticas como proyecto curricular de matemáticas en la escuela. Si te soy sincera, pienso que, si no hubiera estado relacionado con las matemáticas, quizás no me habría llamado tanto la atención. Fue el verano de después de acabar la carrera cuando empecé, y ahora ya hace cuatro años que estoy en la empresa.
Empezaste trabajando como redactora de las guías de Aventuras de los retos de 5º y 6º. ¿Cómo fue esa experiencia?
Pues fue una experiencia muy enriquecedora. Trabajaba estrechamente con expertos en didáctica de las matemáticas como Laura Morera, Cecilia Calvo o Albert Vilalta. En aquel momento, yo tenía una idea «justita» de todo lo que supone la didáctica de las matemáticas. Sabía lo que había aprendido en la carrera: todo muy enfocado en los contenidos y en mecanizar. Pero gracias a mi labor de aquel momento, en colaboración con Laura Morera, aprendí mucho de didáctica y mi visión de las matemáticas cambió completamente.
¿Estudiaste didáctica de las matemáticas en la carrera?
Sí que hicimos un poco, en la carrera, y de hecho fue una de las asignaturas que más disfruté. Pero más tarde me di cuenta de que no aprendí de verdad hasta que tuve la gran suerte de trabajar con expertos en este ámbito. Y sigo aprendiendo de ellos cada día.
¿Podrías explicar un poco en qué trabajas actualmente?
¡Claro que sí! Actualmente, trabajo en el área de Revenue de Innovamat, el área que está más en contacto con las escuelas. Concretamente, formo parte del equipo de Training. Mi tarea principal es acompañar y guiar a las escuelas que deciden trabajar con Innovamat, para garantizar el buen uso de la propuesta. El objetivo es asegurar que las escuelas puedan apreciar la riqueza de la propuesta y que los alumnos aprendan de manera significativa. Trabajamos estrechamente con los maestros y maestras para que se enamoren de las matemáticas, como hemos hecho nosotros.
¿Qué motivó la introducción de la figura de trainer en Innovamat?
Bien, como decía, yo antes formaba parte del equipo de redactores. Aunque me sentía bastante cómoda con la labor que desarrollaba, necesitaba pisar más el aula. Quería aplicar todo lo que redactaba cuando pensábamos las guías, y estar en contacto con maestros y alumnos para entender su realidad y ayudarlos mejor.
En aquel momento, el rol de trainer como tal no existía. Pero dentro del mismo equipo de redactores ya se empezaba a ver que había perfiles parecidos al mío, que querían entrar en el aula. A raíz de esta necesidad, surgió la plaza de trainer, en la que yo, y también otros compañeros, hemos encajado muy bien, y que responde un poco a la necesidad de aportar valor y sentirme en constante crecimiento.
Antes de ser trainer, ya habías pisado el aula... ¿Dirías que la experiencia es de gran ayuda en tu rol actual?
Sin duda, la experiencia en el aula ha sido una de las cosas que más me ha acompañado y más me ha permitido aplicar todo lo que había estado desarrollando como redactora. Cuando visito una escuela, intento conectar mucho con los maestros y maestras para comprender mejor su realidad. El rol de trainer me da la oportunidad de visitar varias escuelas y entrar en las aulas para ver su realidad particular. Observar e impartir clases nos permite empatizar y entender qué está pasando dentro de las aulas para mejorar la propuesta.
¿Cómo ayuda un trainer a los maestros y maestras en el aula? ¿Cuáles son las tareas concretas que hacéis?
La tarea del trainer es acompañar y ayudar a los docentes en la aplicación de la propuesta de Innovamat en el aula, hacer que se la hagan suya en función de su realidad y que, tanto alumnos como docentes, la disfruten y aprendan de ella. Este objetivo es muy abstracto, pero intentamos basarnos en el trabajo de campo y conocer, hablar y empatizar con las diferentes realidades para lograrlo.
Por ejemplo, si una maestra tiene dificultades para imaginar cómo es una sesión de Innovamat, porque viene de otro enfoque, pero quiere aprender, nos sentamos con ella y preparamos una sesión conjuntamente. En algunos casos, incluso, entramos en su aula y conocemos su realidad, observando o incluso haciendo alguna sesión. Después, damos un retorno para ayudarla a aplicar la propuesta. Intentamos adaptarnos lo máximo posible al contexto de cada escuela. El objetivo es que los maestros y maestras amen las matemáticas y la didáctica. No solo queremos que confíen en nosotros, sino que entiendan el porqué de cada actividad, y cómo adaptarla para transmitirlo a los alumnos. Es fundamental responder todos los «¿Por qué?» que puedan surgir.
¿Cómo reaccionan los maestros y maestras a esta intervención?
En general, son muy agradecidos; todos quieren acompañar a sus alumnos en el camino del aprendizaje. Como compartimos esta idea común, que es crucial, y sienten que los escuchamos y ayudamos, la respuesta acostumbra a ser muy positiva. Cuando la reacción no lo es tanto, sin embargo, a menudo hay otros factores en juego que no dependen de nosotros exclusivamente.
Vamos hacia un terreno más didáctico. Nosotros siempre decimos que queremos que las clases de matemáticas sean competenciales. ¿Nos podrías explicar qué quiere decir trabajar de manera competencial y cómo ha influido en tu enfoque docente?
Trabajar de manera competencial implica cambiar el paradigma tradicional de la enseñanza de las matemáticas. Antes, la atención solo se centraba en el contenido. Exagerándolo un poco, el objetivo era resolver tantas operaciones como fuera posible de la manera más rápida. Ahora, este enfoque ha cambiado, en cierto modo porque responde a una necesidad. ¿De qué sirve mecanizar algoritmos para ganar velocidad, si tenemos la calculadora que lo hace en menos de un segundo? No decimos que los contenidos, los algoritmos, no sean importantes, pero lo que buscamos es sobre todo que sean comprensibles y significativos para los alumnos. Queremos que los alumnos desarrollen las competencias matemáticas, que van más allá de mecanizar: que razonen, que sean críticos, que se hagan preguntas, que conecten conceptos, etc. Trabajamos por competencias porque queremos que los alumnos sean competentes matemáticamente. No queremos que las matemáticas sean un dictado o una enciclopedia de conocimiento teórico aislado, sino que puedan aplicar todo lo que aprenden en su día a día. Es un cambio en la manera en que abordamos la enseñanza de las matemáticas.
¿Y cómo generamos buenas prácticas para poder trabajar de manera competencial?
Por un lado, como maestros, hay que estar abiertos al cambio. Es importante reconocer que habrá muchas cosas que no dominaremos y que tendremos que reaprender. Tenemos que dar un paso atrás y estar abiertos a conocer las matemáticas de manera diferente a como las hemos aprendido. Eso implica cambiar la manera de trabajar. También es esencial creer realmente en la importancia de tener un enfoque competencial en el aula.
Por otro lado, es importante comprender qué significa trabajar por competencias y cuáles son los procesos que debemos desarrollar, así como tener una visión clara del currículo y de cómo enfocar las clases. Algunos maestros pueden necesitar formación para comprender a fondo las destrezas de resolución de problemas, por ejemplo. Y por ello, como equipo de training, intentamos acompañarlos en este proceso formativo con el objetivo de aplicar este enfoque a su práctica docente.
¿Algún consejo para todos aquellos maestros y maestras que quieren cambiar el enfoque en sus aulas?
El primer consejo es estar abiertos al cambio. Como maestros, debemos reconocer que habrá momentos en los que las cosas no saldrán como las habíamos planificado, y hay que perseverar.
También hay que reenamorarse de las matemáticas y dar una oportunidad a este enfoque competencial, ya que nos permite ver la vida con una perspectiva diferente.
Por último, animo a los maestros y maestras a empoderarse. Formémonos en esta nueva manera de trabajar. Si queremos que nuestros alumnos aprendan matemáticas significativas, debemos preparar bien las sesiones, dedicarle tiempo. Entiendo que los recursos y el tiempo son limitados, pero es importante preparar actividades enriquecedoras para el aula. Las preguntas ricas serán clave para conseguir un aprendizaje matemático significativo.
Finalmente, creo que es importante recordar que el centro de atención ya no es el maestro, sino los alumnos, y eso se consigue favoreciendo la conversación en el aula. Este diálogo quizá crea un poco de caos, pero será un caos matemático con un objetivo. ¡El decálogo puede ser un buen aliado!
¡Muchas gracias por compartir tu experiencia con nosotros, Laura!
¡A vosotros! Estoy segura de que este cambio de enfoque en la práctica docente tendrá un impacto positivo en el aprendizaje de nuestros alumnos.