Begoña de la Iglesia es psicopedagoga y doctora en Ciencias de la Educación, dedicada a las dificultades del aprendizaje. Está especializada en educación inclusiva y es profesora del máster de Formación del Profesorado en la Universidad de las Islas Baleares. Nos acompañó en la primera sesión del Ciclo de Conferencias y nos ayudó a entender mejor en qué momento se encuentra la investigación en dificultades del aprendizaje. ¿Quieres conocer las cuestiones que se plantearon? ¡Vamos allá!
¿Cuál es la situación de la investigación en educación en España?
Como sabemos, la investigación en general no está muy bien tratada y, si además hablamos de investigación en educación, se añaden dos retos más: el primero es conseguir que la información relevante llegue a las escuelas, y el segundo, que los resultados de estas investigaciones se apliquen a las dinámicas del aula y que los maestros puedan utilizarlos para mejorar sus prácticas y seguir desarrollándose profesionalmente.
¿Cómo puede ayudar esta investigación a los alumnos? ¿Y a los docentes?
Lo primero es apostar por trabajar aquellos intereses y necesidades que parten de la realidad del aula en el día a día. Nos llegan demandas de los diferentes centros educativos en que los maestros se encuentran con alumnos que, aunque utilicen diferentes metodologías y materiales adaptados a sus necesidades, no consiguen aprender todo lo esperable. Y muchas veces estas barreras no son del alumno, sino del contexto; por eso debemos empezar a hablar de educación inclusiva.
Hablemos de educación inclusiva
El marco en el que trabajamos desde el grupo de investigación al que pertenezco es el de la educación inclusiva. Concretamente, estoy especializada en dificultades de aprendizaje, pero se trabaja en muchísimas otras áreas: en didáctica de las matemáticas, en pedagogía hospitalaria, también en proyectos de investigación con la Universidad Autónoma de Barcelona sobre observación y feedback entre iguales, en aprendizaje cooperativo, etc. El objetivo principal es atender a cualquier alumno que llegue a un centro, sea cual sea su contexto, y darle una respuesta adecuada a sus necesidades educativas.
¿Podrías definir brevemente el marco teórico de vuestro proyecto de educación inclusiva?
Nuestro marco teórico parte de conocer el trabajo que han realizado diferentes referentes a nivel mundial, como pueden ser Booth y Ainscow, que diseñaron el Índice para la inclusión. Este documento nos ayuda a definir y valorar cuándo un centro es inclusivo y cuáles son las áreas en las que deben mejorar para dar una respuesta más equitativa a todo el alumnado. Aquí es donde entran en juego lo que llamamos las 3 P:
- Presencia: Todo el mundo tiene derecho a la educación, a ir al colegio, a aprender, a estar en su aula de referencia.
- Participación: Todo el mundo debe poder participar en la actividad que se le está planteando y tener los recursos necesarios para aprender.
- Progreso: Esta participación debe generar un aprendizaje de calidad, y es necesario que todo el mundo disfrute de avanzar.
Además, desde nuestro grupo, añadimos un cuarto principio:
- Autonomía: Es necesaria para que el aprendizaje perdure, y llegue también a entornos no formales.
¿Qué es el Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA)?
El Diseño Universal para el Aprendizaje es la materialización de la educación inclusiva. Es un modelo de aprendizaje que nos ayuda a anticipar cualquier barrera con la que pueda toparse un alumno. De este modo, podemos diseñar actividades y situaciones de aprendizaje teniendo en cuenta materiales e instrucciones para dar en el momento en que puedan aparecer estos bloqueos. Por ejemplo, podemos fomentar el trabajo colaborativo entre los alumnos. A partir de observar cómo trabaja un igual y del feedback que pueda recibir, el alumno puede contrastar información y mejorar la práctica que acabamos de hacer en el aula.
¿Qué queremos decir cuando hablamos de dificultades en el aprendizaje?
Es un tema controvertido y difícil de definir. Eduardo Rigo, profesor de la Universidad de las Islas Baleares, hace una reflexión muy interesante:
Cuando hablamos de dificultades en el aprendizaje, pensamos justamente en estos alumnos que se conciben bajo el paraguas de «alumnos con dificultades específicas», porque tienen dificultades específicas de lectura, escritura, y matemáticas, pero no en otras áreas. La cuestión es plantearse por qué les sucede esto y cómo podemos darles respuesta.
¿Qué es la discalculia?
Según la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, la discalculia es un término alternativo utilizado para referirse a un patrón de dificultades que se caracteriza por problemas de procesamiento de la información numérica, el aprendizaje de operaciones aritméticas y el cálculo correcto y fluido. En definitiva, la dificultad por procesar la información numérica. Muchas veces, los alumnos con discalculia son competentes en otras áreas, pero en el ámbito numérico presentan serias dificultades.
¿Cómo implementamos los recursos para estos casos específicos?
Planteamos un reto y una respuesta muy inclusiva: ofrecer los recursos indispensables para asegurar el aprendizaje del alumno con dificultades, pero que también pueda beneficiar al resto del grupo. Es decir, centrar la atención en el grupo más vulnerable, pero adaptando esas medidas y recursos para el gran grupo.
¿Cómo detectamos estas dificultades?
Existe un diagnóstico de identificación dentro de los marcos clínicos, pero nosotros apostamos por intentar hacer una intervención previa a este diagnóstico. Durante muchos años se hicieron estos diagnósticos cuando el alumno ya había fracasado en el ámbito escolar. Nuestra intención es no esperar a que el alumno fracase, sino hacer prevención, e identificar a la vez que intervenir. Esta identificación pasa por observar al alumno, entender por qué le cuesta y empezar a identificar cómo puede aprender mejor y cómo ayudarlo. Si pese a la intervención, el alumno no consigue aprender, es el momento de obtener un diagnóstico multiprofesional, con tests estandarizados y pruebas específicas.
¿Qué es el RTI?
El Modelo de Respuesta a la Intervención (RTI, por sus siglas en inglés) es el modelo más exitoso en este momento para atender a la diversidad. Parte de la evidencia de que las intervenciones educativas son más efectivas cuando se dan en edades tempranas.
Por esta razón, empieza con un cribaje universal para detectar un bajo rendimiento y, a partir de aquí, ofrece intervenciones individualizadas a los alumnos que lo necesitan. De esa manera, los alumnos pueden estar en diferentes niveles de intervención, en los que recibirán una respuesta ajustada a sus necesidades. Los niveles son los siguientes:
- Tier I o propuesta curricular y cribaje universal
Empezamos ofreciendo situaciones de aprendizaje muy ricas, para que todo el mundo pueda aprender a partir de sus capacidades. Presentamos las llamadas actividades de suelo bajo y techo alto, en las que todo el mundo puede entrar (suelo bajo), pero que también suponen un reto a los que pueden ir más allá (techo alto).
Si con este apoyo universal algunos alumnos siguen teniendo dificultades para aprender, hablamos de un segundo nivel de intervención.
- Tier II o intervención
En este segundo nivel de intervención tratamos de dar apoyo estratégico en pequeños grupos. Podemos individualizar más el aprendizaje dando a los niños las herramientas que necesitan para avanzar. Estas pueden incluir materiales más adecuados a sus necesidades, ampliación de horas de práctica, refuerzo de conceptos básicos, etc. Estas intervenciones suelen durar entre 12 y 16 semanas, y, si no vemos una respuesta adecuada, pasamos al Tier III.
- Tier III o diagnóstico
El último nivel profundiza en la atención y la intervención personalizada. Nos permite conocer variables cognitivas, motivacionales y emocionales para intentar solucionar dificultades de manera individualizada, y avanzar hacia un posible diagnóstico.
¿Tenemos evidencias de que el RTI o las intervenciones funcionan?
RTI es un marco internacionalmente consolidado. En EE. UU., Países Bajos o Finlandia, por ejemplo, dichas intervenciones están integradas por defecto en el sistema educativo. En nuestro país, tenemos un muy buen estudio piloto llevado a cabo por el grupo de investigación de Juan Jiménez, en la Universidad de la Laguna (islas Canarias). Y, además, en Innovamat también realizamos un estudio parecido, que lleva el nombre de ARTIST.
En cualquier caso, la clave para un cambio de fondo reside en compartir estos conocimientos con los maestros y profesores, y sobre todo, con los futuros docentes. El DUA, el RTI y las dificultades en el aprendizaje deben formar parte de las asignaturas que impartimos en las universidades y en la formación del profesorado, para que puedan extenderse e implementarse en el aula de manera efectiva.
Muchas gracias, Begoña.