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La profesión docente es una profesión compleja y muy alejada de la linealidad. Lo es porque no se trata de transmitir conocimientos, sino de conseguir que los alumnos ―personas con sus singularidades y circunstancias únicas e irrepetibles― aprendan. Esta complejidad aún se hace más evidente hoy en día, en una sociedad en constante y acelerada evolución.
En este contexto, el saber hacer de un docente no puede entenderse como una serie de acciones técnicas y mecanizables. Ejercer o actuar como maestro no nos aportará conocimiento si lo separamos del hecho de pensar. Reflexionar sobre nuestra acción y nuestra experiencia con una mirada crítica es clave para obtener y mejorar nuestra competencia profesional docente. Como decía John Dewey: «No aprendemos de la experiencia, aprendemos de reflexionar sobre la experiencia»
Las claves de la reflexión en la profesión docente
Si lees esto y eres docente o lo has sido en algún momento, estarás de acuerdo en que lo que te imaginas cuando preparas o planteas una sesión a menudo tiene poco que ver con lo que verdaderamente ocurre en el aula. Cuando tenemos delante a nuestro alumnado, nos vemos obligados a adaptarnos a lo que pase en ese preciso momento, que será diferente de lo que pasará en la misma sesión con otro grupo, a la hora siguiente.
Reflexionar a posteriori sobre qué ha pasado, por qué ha pasado, qué he hecho, qué ha producido esto que he hecho o qué haría si en el futuro me encuentro en una situación similar, es clave para ir llenando nuestra caja de herramientas de gestión, consolidar nuestro contrato didáctico y ser mejores docentes.
Ponerse delante de un espejo nunca es fácil, autoevaluarnos o sentirnos evaluados a menudo nos genera inquietudes e inseguridades, pero es la mejor herramienta para aprender. Si nosotros no nos tomamos la evaluación como una oportunidad fantástica para construir aprendizajes, será difícil conseguir que nuestro alumnado la viva así, ¿no creéis?En el fondo, se trata de enfrentarse a la profesión con la mente abierta a los aprendizajes. Tenemos la suerte de formar parte de un colectivo con un trabajo que permite aprender constantemente; es un privilegio del que no podemos desentendernos y del que muchos otros no disfrutan.
Para que estos aprendizajes sean significativos, es necesario que conectemos la teoría y la práctica, es necesario que establezcamos un flujo bidireccional de información entre estas dos realidades, a menudo diferenciadas. Y si creamos este enlace junto a otras personas, aún mejor. Añadir compañeros o, incluso, otros profesionales en esta reflexión nos permite enfrentarnos a ella desde diferentes miradas, desde diferentes sensibilidades, desde diferentes conocimientos, y eso, en definitiva, la hace aún más rica.
Construyendo una comunidad docente para la mejora de los aprendizajes
En Innovamat queremos ayudar a las escuelas en este proceso de diluir la distinción entre personas que se dedican a la teoría y personas que se dedican a la práctica, para conseguir una comunidad docente de construcción y colaboración para la creación de nuevo conocimiento y mejora de los aprendizajes en nuestro alumnado.
Con el objetivo de potenciar la práctica reflexiva docente, en Innovamat empezamos a pilotar con experiencias de aula, en las que varias personas de nuestro equipo didáctico se enfrentaron a contextos reales y reflexionaron, individual y colectivamente, sobre qué querían conseguir, qué habían planificado, qué acabó pasando y por qué. Podéis encontrar estas experiencias en los siguientes enlaces:
Un camino para mejorar nuestra práctica docente
Nosotros seguiremos creando y compartiendo experiencias como estas, pero esperamos que leer este artículo también os anime a crear vuestras propias, y que las compartáis para reflexionar conjuntamente y para aprender de ellas. No se trata de implementar lo que hacen los demás, sino de utilizar las buenas experiencias de estas personas para construir y mejorar nuestra práctica, adaptándola a nuestro contexto y escenario profesional.
Docentes, tenemos uno de los trabajos más bonitos y a la vez con más responsabilidad del mundo, ¡no dejemos nunca de reflexionar sobre nuestra práctica!